¿Cuántas veces hemos escuchado decir que la ciencia solo es para genios o que simplemente es difícil y aburrida?
En una ocasión, una estilista me comentó que eso de la química no era para ella y por eso decidió dejar la escuela y ser estilista, me lo dijo mientras preparaba la concentración correcta de peróxido para mi cabello. ¿Estamos de acuerdo que eso también es química?
Por otra parte, amigos y alumnos me han hecho la misma pregunta, ¿para qué me sirve entender la ciencia, si no me es útil en la vida?
Creo que tenemos muy fija la creencia de que, si a algo no le vemos una importancia económica, no es útil en la vida, y es lo que pasa con el conocimiento. Infravaloramos tanto ciertos conocimientos que no logramos ver su utilidad en la vida. Lo cierto es que la ciencia está en todas partes. Sí, en todas partes.
Empecemos con las matemáticas, la materia más temida y odiada por muchos. Las matemáticas no se tratan de aprendernos cada fórmula de periquito, y tampoco son tan rígidas como nos hacen creer, son súper básicas y esenciales. No es como que nos la pasemos obteniendo el valor de x en cada esquina, o derivemos e integremos cada que comemos, pero el desarrollar un pensamiento lógico-matemático nos permite analizar situaciones y sus diferentes escenarios de una manera rápida y encontrar la mejor solución a corto y largo plazo, nos permite predecir el comportamiento de un suceso predeterminado, como si hubiéramos hecho un modelo matemático mental.
De aquí, partimos a la física, esa materia que siempre sacaba ejemplos tan lejanos a nuestra realidad. ¿A quién le importaba la fuerza con la que una grúa podía levantar un auto? O, ¿para qué me sirve saber la velocidad que debe tener un vehículo para encontrarse con un ferrocarril en un determinado punto? Nuevamente, la física no es para fastidiarnos la existencia.
Mi papá solía enseñarme la física con cosas tan cotidianas como el exprimir un trapeador (principio de palanca), tender la ropa (fuerza de tensión), jugar billar (reflexión de la luz, fuerza, movimiento giratorio), incluso me enseñó defensa personal usando los principios anteriores con mi propio cuerpo.
De hecho, muchos accidentes viales se evitarían si se comprendiera mejor la física.
La química también va más allá de aprenderse la tabla periódica o dibujar moléculas. La química la utilizas al cocinar, en la limpieza del hogar, en mascarillas faciales, al decolorar tu pelo, incluso, cuando te vas de fiesta.
En la cocina, la química puede ayudarte a saber que, si pones un poco de limón en la cebolla antes de picarla, tus ojos no llorarán. Si limpias tu casa, la química te dirá que no mezcles cloro con alcohol, vinagre o jabones ácidos, ya que crearás gases tóxicos para tus pulmones y tu cerebro. En las fiestas, conocer la volatilidad de algunos alcoholes puede ser la diferencia entre pasarla bien (etanol) y pasarla adulterado (metanol). Aquí te dejo un video para que sepas cómo aplicar la volatilidad de los alcoholes para que puedas detectar una bebida adulterada:
Y, por último, la biología no es solamente plantitas, animalitos y las maquetas de las células animal y vegetal. La biología también te brinda salud física, te enseña a nutrirte, te da educación sexual, educación ambiental, entender ciertas conductas desde el punto de vista hormonal, entre otras cosas. Además de juntar las ciencias anteriores para entender cuerpos o fenómenos biológicos.
Un ejemplo de aplicación de la biología en la cocina la encontramos en que, si colocas frutas junto a la papaya y al plátano, van a madurar más rápido de lo normal, ya que esas dos frutas “sudan” una especie de hormonas de crecimiento.
La ciencia no es para hacerte sufrir y mandarte a extraordinarios, sino para cambiar tu forma de ver el mundo, comprenderlo y usarlo a tu favor. Claro, también influye quién y cómo te la enseña.
Yo suelo dar mis clases con el método Montessori, implemento una gran cantidad de dinámicas en mis materias, ya sean memes, juegos, ejemplos y ejercicios divertidos, entre otros. He recibido algunas críticas por no seguir el método de enseñanza formal, pero seamos sinceros, ¿Cómo prefieres que te enseñen el utilizar el método científico?, ¿del modo de periquito?, ¿o empleándolo para saber si le gustas, o no, a tu crush?
En la secundaria, tuve una profesora que nos advertía que el tema era muy difícil y que, si no poníamos atención, no lo comprenderíamos; obviamente, me estresé tanto que no lo entendí. Ya en la preparatoria, otra profesora, nos explicó el mismo tema usando globos y juegos, no podía creer en lo fácil que era haber entendido dicho tema.
En la parte de física y matemáticas, tuve la fortuna de tener excelentes profesores que no solo nos explicaban con dinámicas, sino que me daban la libertad de buscar mis propios métodos o modelos matemáticos que facilitaran mi entendimiento del tema. Jamás me exigieron seguir al pie de la letra los métodos que venían en el libro.
Hay profesores que hacen de la ciencia un espacio tan divertido que olvidas que estás aprendiendo mientras juegas o que aplicas ciencia mientras te diviertes. Un gran ejemplo es el profesor Walter Lewin, quien explica de una manera única temas de física. Les dejo a continuación un video que muestra una breve colección de sus clases:
Acciones como estas ayudan a tener un mayor acercamiento y entendimiento de la ciencia. Se rompen estereotipos y se crean nuevas formas de percibir el mundo y cómo todo lo que hay en a nuestro alrededor tiene su dosis de ciencia, seas científico o no, porque la ciencia es para todos y para todo.
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