El pasado 9 de mayo entró en vigor la nueva Ley General en materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación, que transforma al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) en el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (CONAHCYT). Este cambio ha generado diversas reacciones y opiniones entre la comunidad científica, académica, política y social. ¿Qué significa este cambio y qué implicaciones tiene para el desarrollo científico y tecnológico del país? En este boletín te lo explicamos.
¿Qué es el CONACYT y qué hace?
El CONACYT, o Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, es un organismo público descentralizado del gobierno federal que se encarga de formular y conducir la política nacional en materia de ciencia, tecnología e innovación. Su misión es impulsar el desarrollo científico y tecnológico del país, así como fomentar la vinculación entre los sectores académico, productivo y social. Entre sus funciones se encuentran:
Formular y conducir la política nacional en materia de ciencia y tecnología.
Apoyar actividades de investigación científica, desarrollo tecnológico e innovación.
Otorgar becas y estímulos a estudiantes e investigadores nacionales y extranjeros.
Administrar fondos sectoriales y mixtos para financiar proyectos de investigación e innovación.
Coordinar el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y el Registro Nacional de Instituciones y Empresas Científicas y Tecnológicas (RENIECYT).
Fomentar la vinculación entre los sectores público, privado, social y académico.
Difundir el conocimiento científico y tecnológico entre la sociedad.
El CONACYT cuenta con una Junta de Gobierno integrada por un director general y representantes de diversas secretarías de Estado. Además, tiene un Consejo Consultivo Científico integrado por investigadores reconocidos por su trayectoria académica.
¿Qué cambia con la nueva ley?
La nueva ley surge como una iniciativa del presidente Andrés Manuel López Obrador, enviada al Congreso el 13 de diciembre de 2022. La ley fue aprobada por la Cámara de Diputados el 27 de abril de 2023 con 257 votos a favor, 208 en contra y dos abstenciones. Posteriormente, fue aprobada por la Cámara de Senadores el 29 de abril de 2023 con 48 votos a favor, dos en contra y seis abstenciones. Finalmente, fue publicada en el Diario Oficial de la Federación el 8 de mayo de 2023 y entró en vigor al día siguiente.
Esta nueva ley tiene como objetivo garantizar el ejercicio del derecho humano a la ciencia conforme a los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. Esto significa que toda persona debe gozar de los beneficios del desarrollo de la ciencia y la innovación tecnológica, así como de los derechos humanos en general.
También implica varios cambios en la estructura y el funcionamiento del CONACYT, que ahora se llama CONAHCYT. Entre los más importantes se encuentran:
El cambio de nombre refleja la inclusión de las humanidades, las ciencias sociales y las artes en el ámbito de acción del Consejo, reconociendo su valor social y cultural.
El Consejo se fortalece como organismo descentralizado del Estado, con personalidad jurídica, patrimonio propio, autonomía técnica y de gestión.
Se convierte en el organismo articulador del Sistema Nacional de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación, que integra a todos los actores involucrados en el desarrollo científico y tecnológico del país.
Formula y conduce la política nacional en materia de humanidades, ciencias, tecnologías e innovación, con base en los principios de soberanía nacional, equidad de género, inclusión social y diversidad cultural.
Apoya actividades de investigación humanística y científica, desarrollo tecnológico e innovación, con criterios de calidad, relevancia e impacto social.
Otorga becas y estímulos a estudiantes e investigadores nacionales y extranjeros, con base en el mérito académico y la pertinencia social.
Administra fondos sectoriales y mixtos para financiar proyectos de investigación e innovación, con transparencia y rendición de cuentas.
Coordina el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y el Registro Nacional de Instituciones y Empresas Científicas y Tecnológicas (RENIECYT), con mecanismos de evaluación rigurosos y participativos.
Fomenta la vinculación entre los sectores público, privado, social y académico, con base en la cooperación y el beneficio mutuo.
Difunde el conocimiento científico y tecnológico entre la sociedad, con mecanismos de acceso abierto a la información.
Es importante saber que introduce nuevos órganos colegiados que participan en su funcionamiento:
El Consejo Consultivo Ciudadano para la Ciencia (C4), integrado por representantes de la sociedad civil organizada, que tiene voz y voto en las decisiones del CONAHCYT.
El Consejo Consultivo Científico (C3), integrado por investigadores nacionales e internacionales reconocidos por su trayectoria académica, que asesora al CONAHCYT en materia científica.
El Consejo Consultivo Tecnológico (C2), integrado por representantes del sector productivo e innovador, que asesora al CONAHCYT en materia tecnológica.
El Consejo Consultivo Humanístico (C1), integrado por representantes del sector cultural y social, que asesora al CONAHCYT en materia humanística.
La nueva ley también modifica la composición de la Junta de Gobierno del este organismo, que ahora está integrada por un director general y 13 representantes de las siguientes secretarías: Agricultura y Desarrollo Rural; Bienestar; Infraestructura, Comunicaciones y Transportes; Cultura; Economía; Educación Pública; Energía; Hacienda y Crédito Público; Medio Ambiente y Recursos Naturales; Relaciones Exteriores; Salud; Seguridad y Protección Ciudadana; y Trabajo y Previsión Social.
¿Qué beneficios y críticas tiene la nueva ley?
Esta ley ha sido presentada por el gobierno federal como un avance histórico para el desarrollo científico y tecnológico del país, que busca incluir a las humanidades, las ciencias sociales y las artes en la política nacional de ciencia y tecnología, garantizar el derecho humano a la ciencia, fortalecer al CONAHCYT como organismo descentralizado y autónomo.
Además, busca fomentar la participación ciudadana y social en la toma de decisiones, promover la cooperación entre los sectores público, privado, social y académico, incrementar el financiamiento público de manera progresiva y sin regresiones, apoyar la pluralidad, existencia y respeto de las culturas milenarias y hacer del conocimiento un bien común.
Sin embargo, ha sido objeto de diversas críticas por parte de algunos sectores de la comunidad científica, académica, política y social, que señalan que la ley tiene varios problemas y riesgos, tales como:
El cambio de nombre del CONACYT al CONAHCYT implica una pérdida de identidad e historia del organismo que ha sido el principal impulsor de la ciencia y la tecnología en México por más de 50 años.
El cambio de nombre también implica una confusión conceptual entre las humanidades, las ciencias sociales y las artes, que son disciplinas distintas con métodos, objetos y fines propios.
La inclusión de las humanidades, las ciencias sociales y las artes en el ámbito de acción del CONAHCYT no garantiza que se les otorgue el mismo reconocimiento, apoyo y financiamiento que a las ciencias naturales y exactas.
La inclusión de nuevas secretarías en la Junta de Gobierno del CONAHCYT implica una mayor injerencia política en el organismo, especialmente de las secretarías relacionadas con la seguridad nacional, la defensa nacional y la marina.
La inclusión de nuevos órganos consultivos en el funcionamiento del CONAHCYT implica una mayor burocratización y complejización del organismo, así como una posible duplicidad o contradicción de funciones con el Consejo Consultivo Científico existente.
La formulación y conducción de la política nacional en materia de humanidades, ciencias, tecnologías e innovación por parte del CONAHCYT implica una posible restricción o limitación de la libertad de investigación y expresión de los investigadores.
La asignación de recursos públicos para el desarrollo científico y tecnológico por parte del CONAHCYT implica una posible discrecionalidad o sesgo en la selección de los proyectos a financiar, así como una posible falta de transparencia o rendición de cuentas en su uso.
Estas son algunas de las principales posturas a favor y en contra de la nueva ley que ha generado un intenso debate entre los diferentes actores involucrados en el desarrollo científico y tecnológico del país. Es importante que este debate se dé con respeto, rigor e información veraz, para que se puedan analizar los pros y los contras de la ley y se puedan hacer las modificaciones o mejoras necesarias para que beneficie al conjunto de la sociedad mexicana.
¿Qué desafíos implica el cambio de nombre del CONACYT?
El cambio de nombre también implica algunos desafíos que han generado opiniones encontradas entre los expertos y la comunidad científica. Algunos de estos desafíos son:
Definir el alcance y los criterios para integrar a las humanidades como parte del sistema nacional de ciencia, tecnología e innovación.
Garantizar la autonomía y la calidad académica del CONAHCYT frente a las presiones políticas e ideológicas del gobierno federal.
Asegurar una asignación suficiente y transparente de los recursos públicos para el desarrollo científico y tecnológico del país.
Respetar la pluralidad y diversidad de las expresiones culturales, artísticas e intelectuales en el ámbito de las humanidades.
Proteger los derechos de propiedad intelectual e industrial derivados de las actividades de investigación e innovación.
Resolver los conflictos y contradicciones entre la nueva ley y otras normas jurídicas vigentes.
Conclusión
El reciente cambio de nombre de CONACYT a CONAHCYT, impulsado por la Ley General en materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación, ha redefinido el panorama de la política científica y tecnológica en México. Con este cambio, se busca incorporar una dimensión humanística en la esfera científica y tecnológica, reconociendo así el valor integral de las humanidades para el desarrollo del país.
Este nuevo enfoque tiene el potencial de fortalecer el sistema nacional de ciencia y tecnología al expandir la visión de las políticas públicas y permitir un enfoque más integral y equilibrado. La promesa de un mayor acceso a la información científica y la creación de un fondo nacional para el desarrollo científico y tecnológico podría ser un catalizador para la innovación y el progreso.
Las opiniones divididas entre la comunidad científica y los expertos reflejan la complejidad de este cambio. Es un recordatorio de que las transformaciones en la política científica y tecnológica deben ser cuidadosamente consideradas y discutidas para evitar la polarización y asegurar el progreso colectivo.
En el futuro, será esencial un monitoreo y análisis constante del impacto de estos cambios, ya que la clave del éxito de CONAHCYT será su capacidad para equilibrar sus nuevas responsabilidades con las humanidades sin comprometer su papel fundamental en la ciencia y la tecnología.
muy buen análisis